A modo resumen y de forma directa, te diremos que el mal agudo de montaña (MAM) o también conocido como mal de altura, es la falta de adaptación del organismo a la hipoxia (disminución de la presión parcial de oxígeno en el aire inspirado).
Y es que la altitud es una variante importante a tener en cuenta que algunas veces pasamos por alto y que puede provocarnos más de un susto.
Vayamos por partes: ¿qué es mal de altura?
Normalmente ocurre cuando el cuerpo no se aclimata lo suficientemente rápido a esas nuevas condiciones. Lo habitual es que lo sufran aquellas personas que no están habituadas a estar en altura y ascienden demasiado rápido a un rango de altura entre los por encima de los 2400 metros
Ten en cuenta que un 21% del aire que respiramos es oxígeno. El porcentaje siempre es el mismo y no varía en función de la altitud. Lo que es lo mismo: da igual que estés en la playa que en la cima del Everest que el oxígeno será el mismo. El problema del mal de altura llega porque la presión atmosférica es mucho menor. Y esa disminución de la presión provoca que cada vez que intentemos respirar, entre a nuestro organismo menor cantidad de oxígeno.

¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas no los vas a notar al momento, sino que puedes llegar a notarlos pasados unas horas. Además, sería necesario un tiempo de exposición a la altura que varía entre las 6 y las 24 horas.
Algunos de los síntomas iniciales del MAM son: mareos y vértigos, cansancio estando en reposo, dolor de cabeza, nauseas y vómitos, taquicardias, trastornos en el sueño o falta de apetito.
Los más avanzados: tos con sangre, pérdida de consciencia, cianosis (color azul de la piel), falta de coordinación en los movimientos, disnea (ahogo) o disminución de la cantidad de orina.
Como ves, los síntomas avanzados son terriblemente peligrosos. Se puede comenzar con síntomas leves que pueden agravarse hasta desembocar incluso en un edema agudo de pulmón o incluso cerebral. Ambos como te imaginarás, pueden poner en serio peligro tu vida.

¿Y cómo lo prevenimos?
La mejor forma sin duda es una buena y correcta aclimatación. De forma progresiva y coherente con el estado de forma, necesidades y posibilidades que nuestro cuerpo ofrezca. Además, es indispensable estar bien hidratados.
Si estás ascendiendo y comienzas a sentir alguno de estos síntomas, la solución es fácil y clara: desciende. De esta forma la presión atmosférica aumentará y volveremos a respirar con normalidad y conseguir más oxígeno para nuestros pulmones. Y aún así, incluso descendiendo, si has llegado a sufrir algunos de los síntomas, aunque sean los más leves, lo recomendable es que te pongas en manos de un profesional médico para que te haga una revisión de tu estado tras los síntomas.
¿Conocías lo que era el MAM? ¿Alguna vez lo has sufrido? Te leemos en comentarios.