ampollas en montaña

¿Quién no se ha traído más de una ampolla de regalo alguna vez de vuelta de la montaña? Todos hemos experimentado las dichosas ampollas en montaña y aunque a veces son realmente molestas, es fácil tratarlas. Te contamos cómo.

Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿por qué salen las ampollas? Lo habitual es que suelan aparecer por una combinación de presión y rozamiento, pero en ocasiones también pueden aparecer por quemaduras, congelaciones, enfermedad o reacciones alérgicas.

Nuestra piel está formada por diferentes capas: epidermis, corion y el subcutis. Las tres están conectadas por unas estructuras muy finas que bajo la presión una fricción constante, pueden hacer que estas capas se desprendan unas de otras, llenándose de líquido tisular y en algunos casos, incluso de sangre. Obviamente como suele pasarnos en montaña, este proceso se ve favorecido por la humedad y el calor.

ampollas en montaña

Las zonas más vulnerables del pie en las que suelen salir ampollas más habitualmente son los dedos y en el talón, porque son las zonas en las que suele haber más fricción contra la piel causada por el zapato que estemos utilizando.

Cómo prevenir las ampollas en montaña

Conseguir que no nos salga ninguna ampolla nunca, es imposible, pero con estos consejos conseguirás que su aparición se reduzca bastante.

ampollas en montaña

Ajústate bien las botas de senderismo.

Si las llevamos demasiado sueltas, la fricción será mayor. Y obviamente, que no se te ocurra utilizar botas nuevas para una distancia larga.

Usa calcetines específicos para senderismo.

Evita en la medida de lo posible el algodón porque retiene la humedad y no deja pasar muy bien el aire. Apuesta por materiales sintéticos y asegúrate de que queden bien ajustados. Además, usa preferiblemente calcetines finos, ya que crearán una fina capa protectora para tus pies.

Presta mucha atención a tus pies durante la etapa.

Al más mínimo roce o dolor, quítate los zapatos y localiza los puntos de fricción. Si hay humedad, sécala y cambia los calcetines por unos secos.

Y aunque suene a lógico, retira de los zapatos cualquier arenilla, piedras o incluso arrugas que se formen en el calcetín. A veces pensamos que no es nada y créenos, tendrás muchas papeletas de que tu pie termine con ampolla.

Pero a pesar de todos estos consejos, llegaron las ampollas a nuestra piel.

Si ya han aparecido: ¿cómo tratarlas?

Nada de pinchar la ampolla.

A priori es preferible dejar la ampolla como está porque así evitaremos que los gérmenes entren en la herida. Es cierto que a veces no te quedará más remedio si te queda aún ruta por recorrer porque la presión sobre la ampolla puede ser grande. En este caso, usa una aguja estéril y gasa (lo ideal es que tengas este material en tu botiquín habitual de senderismo).

Venda la ampolla.

La hayas pinchado o no, para protegerla de una posible infección. Lo ideal es que utilices esparadrapo específico para ampollas ya que te dará una amortiguación extra. Y no intentes quitártelo, ya que caerá solo con el paso de los días y si intentas quitarlo corres el riesgo de arrancarte la ampolla.

Esperamos que con estos consejos mantengas algo más a raya a las temidas ampollas y evites las rozaduras en montaña.

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